339: Misión posible: restaurar la familia al modelo bendecido 25/8/2024 #1314
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Pastor José Luis Cinalli
25/8/2024
Misión posible: restaurar la familia al modelo bendecido
25/8/2024
Misión posible: restaurar la familia al modelo bendecido
“… Todas las familias de las naciones… se postrarán (NVI)… se humillarán (RV1602)… adorarán delante de Su presencia… porque el Señor es el rey”, Salmo 22:27-28 (Kadosh, DHH).
Dios creó y bendijo a la primera familia (Génesis 1:27-29) y luego dijo que “Todas las familias de la tierra serán bendecidas…”, Génesis 12:3 (NTV); Génesis 28:14. Más adelante David profetizó que “todas las familias de las naciones… adorarán… al Señor…”, Salmo 22:27 (Kadosh, DHH). Los textos leídos no dicen que Dios bendecirá a todos los individuos sino a todas las familias de la tierra. Dios trata con familias. Dios salvó a la familia de Noé y la bendijo: Génesis 9:1. Dios bendijo a Abraham y a su descendencia: “… Te bendeciré… y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”, Génesis 12:2-3 (NTV). El Salmo 112 refleja claramente la clase de familia que Dios bendice. Dice claramente que “el hombre que honra al Señor y se complace en sus mandatos” (Salmo 112:1, DHH) tendrá:
1) Una descendencia bendecida. “Sus hijos tendrán éxito en todas partes; toda una generación de justos será bendecida”, Salmo 112:2 (NTV).
2) Una economía próspera. “Su casa estará llena de riquezas y bienestar; su justicia nunca se acabará”, Salmo 112:3 (PDT).
3) Un hogar lleno de luz. “Habrá luz en medio de la oscuridad…”, Salmo 112:4 (PDT).
4) Gozará de sabiduría y entendimiento. “Crecerán en sabiduría”, Salmo 111:10 (NTV); 112:5.
5) Estará protegido contra toda clase de mal. “No los vencerá el mal… El justo… nunca caerá”, Salmo 112:6 (NTV, PDT).
6) Vivirá sin temor. “No tienen miedo de malas noticias; confían plenamente en que el Señor los cuidará”, Salmo 112:7 (NTV).
7) Tendrá éxito permanente. “Sus buenas acciones serán recordadas para siempre”, Salmo 112:9 (NTV).
8) Será una bendición. “Tendrán influencia y recibirán honor”, Salmo 112:9 (NTV).
2) Una economía próspera. “Su casa estará llena de riquezas y bienestar; su justicia nunca se acabará”, Salmo 112:3 (PDT).
3) Un hogar lleno de luz. “Habrá luz en medio de la oscuridad…”, Salmo 112:4 (PDT).
4) Gozará de sabiduría y entendimiento. “Crecerán en sabiduría”, Salmo 111:10 (NTV); 112:5.
5) Estará protegido contra toda clase de mal. “No los vencerá el mal… El justo… nunca caerá”, Salmo 112:6 (NTV, PDT).
6) Vivirá sin temor. “No tienen miedo de malas noticias; confían plenamente en que el Señor los cuidará”, Salmo 112:7 (NTV).
7) Tendrá éxito permanente. “Sus buenas acciones serán recordadas para siempre”, Salmo 112:9 (NTV).
8) Será una bendición. “Tendrán influencia y recibirán honor”, Salmo 112:9 (NTV).
Ahora bien, si el deseo y la promesa de Dios es que ninguna familia viva menos que bendecida, ¿por qué razón tan pocas familias viven así? La respuesta es sencilla: no estamos viviendo de acuerdo al modelo original. La Biblia está repleta de ejemplos de familias bendecidas y de aquellas que perdieron la bendición cuando se alejaron de Dios. Cuando Coré, Datán y Abirám pecaron “... la tierra se abrió… y se los tragó, a ellos y a sus familias...”, Números 16:31-32 (NVI). Después de la resurrección “María la madre de Jesús y… sus hermanos… perseveraban unánimes en oración y ruego…” (Hechos 1:14, NTV) y como resultado “todos… fueron llenos del Espíritu Santo…”, Hechos 2:4 (NTV). ¡El propósito de Dios es bendecir familias! Pablo le dijo al carcelero: “Si crees en el Señor Jesús, te salvarás tú y tu familia”, Hechos 16:31 (BDA2010). ¿Y qué sucedió? “Le presentaron la palabra del Señor tanto a él como a todos los que vivían en su casa... Enseguida ellos lo bautizaron a él y a todos los de su casa… y tanto él como los de su casa se alegraron porque todos habían creído en Dios”, Hechos 16:32-34 (NTV). Pablo le promete al carcelero que si cree en Jesús, no solo él sino “todos los de su casa” (Hechos 16:31) recibirían la salvación. La palabra de Dios fue predicada a todos los de su casa y “todos los que vivían en su casa” fueron bautizados, Hechos 16:33. Además “todos los de su casa” (Hechos 16:34) se alegraron porque habían creído en Dios. ¡Dios es un Dios de bendiciones familiares! Llama la atención la recompensa a la sensibilidad espiritual de Zaqueo. “La salvación ha venido hoy a esta casa…”, Lucas 19:9 (NTV). Debido a que Zaqueo decidió hacer de Dios el centro de su vida toda su familia fue bendecida. ¡No hay nada efímero en el fruto de un verdadero arrepentimiento! Un hombre se arrepiente y una familia recibe la vida eterna. Dos parteras honran a Dios y sus familias son prosperadas, Éxodo 1:20-21. Dios piensa en familias, no en individuos. Cuando Pablo y Silas llegaron a la ciudad de Filipo predicaron a un grupo de mujeres. Una de ellas, llamada Lidia se convirtió a Dios: “Entonces ella y todos los de su casa se bautizaron...”, Hechos 16:15 (PDT). ¿Recuerdas la historia de Cornelio? Un ángel le dijo: “Envía mensajeros a Jope y manda a llamar a… Pedro. ¡Él te dirá cómo tú y todos los de tu casa pueden ser salvos!”, Hechos 11:13-14 (NTV). Cornelio hizo exactamente aquello que el ángel le ordenó y, mientras Pedro predicaba, todos fueron llenos del Espíritu Santo, Hechos 10:44. ¡TODA la casa de Cornelio fue salva, TODOS fueron llenos del Espíritu Santo y TODOS fueron bautizados!
En el A.T. dos familias tuvieron el arca en sus hogares. En casa de Abinadab estuvo muchos años pero nunca fue bendecida. En cambio, “el arca del SEÑOR permaneció tres meses en la casa de Obed Edom… y el SEÑOR lo bendijo a él y a toda su familia”, 2ª Samuel 6:11 (NVI). Dos hogares que señalan dos tipos de iglesias, dos tipos de ministerios o dos tipos de familias. ¿Qué nos enseñan estos dos estilos de vida? El peligro de la familiaridad. La casa de Obed Edom fue bendecida porque el arca fue recibida con respeto y reverencia: ¡Dios fue bien recibido! En cambio, en la casa de Abinadab, el arca pasó desapercibida. Lo que sucedió con Uza es el reflejo de lo que acontecía en el hogar. Nadie respetaba a Dios. El arca era un ‘mueble’ más, un objeto sin valor. Estaban tan familiarizados con la presencia divina que olvidaron su santidad. No tuvieron en cuenta que Dios honra a los que lo honran y tiene en poco a los que lo desprecian, 1ª Samuel 2:30. En cambio, Obed edom cobijó el arca con temor y reverencia. Abrió su casa y recibió la presencia con respeto y expectación. Y el respeto por su santidad atrajo la bendición para toda su familia. De la casa de Abinadab la Biblia no dice más nada, pero sí de la de Obed Edom. Sus descendientes tuvieron el honor de servir a Dios como porteros y encargados de las provisiones y del tesoro del Templo, 1ª Crónicas 26:8,15; 2ª Crónicas 25:24. Cuando en un hogar se levanta un hombre que honra a Dios, sus hijos, tarde o temprano, harán lo mismo. Se cumple la promesa: “Mi familia y yo serviremos al Señor”, Josué 24:15.
Oración: “Amado Señor: gracias por tu fiel amor y tu infinita misericordia. Toda adoración y gratitud sea para ti. Reconozco que la familia que tengo es una bendición de tu parte, “un regalo… y una herencia” (Salmo 127:3, NTV, RV60) que recibo, valoro y agradezco. En la promesa de que “Todas las familias de la tierra serán bendecidas…” (Génesis 12:3, NTV) está incluida la mía; por lo tanto, declaro que viviremos bajo cielos abiertos y que todos los integrantes serán salvos conforme a la promesa de que “¡Tu salvación se extiende a los hijos de los hijos de los que son fieles a su pacto…!”, Salmo 103:17-18 (NTV). Declaro mi familia llena del Espíritu Santo conforme a tu promesa: “Derramaré mi espíritu sobre tus descendientes y mis bendiciones sobre tus hijos”, Isaías 44:3 (PDT). Proclamo que mi familia será bendita por mil generaciones, conforme a tu promesa: “Yo siempre seré tu Dios y el Dios de todos tus descendientes”, Génesis 17:7 (NTV). Mis finanzas son benditas y mi “casa estará llena de riquezas y bienestar…”, Salmo 112:3 (PDT). Anulo cualquier maldición sobre mi hogar conforme a la promesa de que “el Señor… pelea por nosotros” (Jeremías 23:10, NTV), de que “protege a los suyos” (Deuteronomio 33:3, TLA) y de que nuestra “descendencia… siempre vencerá a sus enemigos”, Génesis 22:17 (DHH). Todo ataque del enemigo es neutralizado por el poder y la sangre de Jesucristo. Declaro que mi matrimonio crece y avanza. Declaro que el amor y la unidad sellarán mi hogar conforme a Deuteronomio 32:30. Declaro que “ninguna maldición puede tocarnos y que ninguna magia ejerce poder” (Números 23:21-23, NTV) en contra de mi familia. Declaro que Dios cambiará cualquier “maldición en bendición”, Deuteronomio 23:5 (BLPH); Romanos 8:31. Declaro que “El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida” (Salmo 138:8, NTV) y los de toda mi familia. Toda perversidad sexual queda excluida de mi casa. La pornografía no entra. El adulterio no tiene lugar. Renuncio a todos los ídolos y declaro que Jesús es el Señor de mi vida y el Señor de mi hogar y que “Mi familia y yo serviremos al Señor”. Josué 24:15. Declaro sabiduría para tomar buenas decisiones conforme a lo prometido en el Salmo 111:10 y 112:5. Libero el favor y la perfecta voluntad divina. Hoy declaro un legado de fe sobre todos los que viven bajo mi techo. Declaro que el sueño de Dios para mi familia se está cumpliendo. Nada ni nadie lo podrá detener. Declaro que, como familia, entramos en un tiempo de favor sobrenatural como nunca antes hemos vivido, ya que está profetizado: “Yo les daré un solo corazón y un solo camino para que siempre sientan temor de mí, por su propio bien y el de sus descendientes”, Jeremías 32:39 (PDT). Por último y con toda mis fuerzas y fe te ruego: “¡Bendice, pues, la familia de este tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia, pues cuando tú concedes una bendición, SEÑOR, es una bendición eterna!”, 1ª Crónicas 17:27 (NBV). Todo esto lo proclamo y lo recibo en el nombre de Jesucristo. Amén”.
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